viernes, 8 de marzo de 2013

8 de Marzo: Mujer, compañera mía.



No se nace mujer. Se llega a serlo.
Simone de Beauvoir.

Hombres, su derechos y nada más; 
mujeres, sus derechos y nada menos.
Susan B. Anthony.

El problema de la mujer siempre 
ha sido un problema de hombres. 
Simone de Beauvoir.


Una promesa es una promesa:

Acabemos con la violencia contra la mujer.






Compañera Mía 


Clandestino rinde emocionado tributo a los más hermoso de su vida en este mundo: la Mujer que ama, la mujer que quiere; la que abriga sus noches e ilumina sus días; la que endulza su entorno, la mujer de sus sueños y sus fantasías; la que está a su lado en sus desventuras y sus alegrías; la que es su sustento, refugio, apoyo, y fortaleza; la mujer que canta, la mujer que besa, la que inspira sus versos, la que le acaricia y se bebe sus besos, y calma  sus rabietas y sus embelesos.
  COMPAÑERA MÍA.
Alberto Cortez.

Yo te quiero tanto
como tanto quiero,
que vague mi canto
por todo tu cuerpo.
que gane la cumbre
total de tus senos,
y que se derrumbe
rodando hacia el centro.
Compañera mía...
compañera mía,
de mi noche ardiente
de mi noche fría.
cascabel sonoro
de la fantasía,
luz en las tinieblas
de mis rebeldías,
la de la tristeza,
la de la alegría
compañera mía...
compañera mía.
Yo te quiero tanto
como tanto quiero,
asumir tu llanto
liberar tus sueños.
Celar a las aves
que imitan tu vuelo,
y que saben que sabes
lo que yo no puedo.
Compañera mía...
compañera mía,
de mi noche ardiente
de mi noche fría.
cascabel sonoro
de la fantasía,
luz en las tinieblas
de mis rebeldías,
la de la tristeza,
la de la alegría
compañera mía...
compañera mía.
  

Ellas, por sí mismas


Lo que todavía nos falta a las mujeres comprender
es que nadie te da poder. Simplemente 
lo tienes que tomar tú.
Rosaunne Barr.

Cualquier mujer que aspire a comportarse como un hombre 
seguro carece de ambición.
Dorothy Parker.
 
La educación de la mujer no puede llamarse tal educación,  
sino doma, pues se propone por fin la obediencia, 
la pasividad y la sumisión. 
Concepción Arenal.

El hombre tiene miedo a la pérdida del poder, 
le asustan las mujeres que saben lo que quieren 
y están seguras de sí mismas. 
Amparo Larrañaga.

Existen muy pocos trabajos que requieren tener un pene o una vagina. 
Todos los demás deberían ser accesibles para todo el mundo. 
Florynce Kennedy.

Las mujeres suponen el único colectivo oprimido de nuestra sociedad que conviven en asociación íntima con sus propios opresores. 
Evelyn Cunningham.

El peor enemigo de las mujeres es su abnegación. 
Betty Friedam.

En cuanto se concede a la mujer la igualdad con el hombre, 
se vuelve superior a él. 
Margaret Thatcher.

La mujer será realmente igual al hombre el día que se designe a una mujer incompetente para un puesto importante. 
Françoise Giraud.

En política, si quieres que algo sea dicho, pídeselo a un hombre... 
Pero si quieres que algo se haga, pídeselo a una mujer. 
Margaret Thatcher.

Cuando un hombre se echa atrás, retrocede de verdad. Una mujer sólo retrocede para coger carrerilla. 
Zsa Zsa Gabor.

Lo que todavía nos falta a las mujeres aprender 
es que nadie te da poder. Simplemente lo tienes que tomar tú.
Roseanne Barr.

No hace falta ser anti-hombre para ser pro-mujer.
Jane Galvin Lewis.

Cuando se habla de liberación de la mujer, 
el hombre dice "sí" con la cabeza y "no" con el corazón.  
Nuria Espert.


  
Para Ellas:


De: 20 Canciones de Amor.

Pablo Neruda. 

1
 
Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava
y hace saltar el hijo del fondo de la tierra.
Fuí solo como un túnel. De mí huían los pájaros
y en mí la noche entraba su invasión poderosa.
Para sobrevivirme te forjé como un arma,
como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda.
Pero cae la hora de la venganza, y te amo.
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.
Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia!
Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste!
Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia.
Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso!
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue,
y la fatiga sigue, y el dolor infinito. 


5
 
Para que tú me oigas
mis palabras
se adelgazan a veces
como las huellas de las gaviotas en las playas.
Collar, cascabel ebrio
para tus manos suaves como las uvas.
Y las miro lejanas mis palabras.
mas que mías son tuyas.
Van trepando en mi viejo dolor como las yedras.
Ellas trepan así por las paredes húmedas.
Eres tú la culpable de este juego sangriento.
Ellas están huyendo de mi guarida oscura.
Todo lo llenas tú, todo lo llenas.
Antes que tú poblaron la soledad que ocupas,
y están acostumbradas mas que tú a mi tristeza.
Ahora quiero que digan lo que quiero decirte
para que tú las oigas como quiero que me oigas.
El viento de la angustia aún las suele arrastrar.
Huracanes de sueños aún a veces las tumban.
Escuchas otras voces que en mi voz dolorida.
Llanto de viejas bocas, sangre de viejas súplicas.
Amame, compañera. No me abandones. Sígueme.
Sígueme, compañera, en esa ola de angustia.
Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras.
Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas.
Voy haciendo de todas un collar infinito
para tus blancas manos, suaves como las uvas.



Te recuerdo como eras en el último otoño.
Eras la boina gris y el corazón en calma.
En tus manos peleaban las llamas del crepúsculo.
Y las hojas caían en el agua de tu alma.
Apegada a mis brazos como una enredadera,
las hojas recogían tu voz lenta y en calma.
Hoguera de estupor en que mi sed ardía.
Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.
Siento viajar tus ojos y es distante el otoño:
boina gris, voz de pájaro y corazón de casa
hacia donde emigraban mis profundos anhelos
y caían mis besos alegres como brasas.
Cielo desde un navío. Campo desde los cerros.
Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma!
Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos.
Hojas secas de otoño giraban en tu alma.

12
 
Para mi corazón basta tu pecho,
para tu libertad bastan mis alas.
Desde mi boca llegará hasta el cielo
lo que estaba dormido sobre tu alma.
Es en ti la ilusión de cada día.
Llegas como el rocío a las corolas.
Socavas el horizonte con tu ausencia.
Eternamente en fuga como la ola.
He dicho que cantabas en el viento
como los pinos y como los mástiles.
Como ellos eres alta y taciturna.
Y entristeces de pronto, como un viraje.
Acogedora como un viejo camino.
Te pueblan ecos y voces nostálgicas.
Yo desperté y a veces emigran y huyen
pájaros que dormían en tu alma.

15
 
Me gusta cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Perece que tus ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llenas del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me gusta cuando callas porque estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto. 

19

Niña morena y ágil, el sol que hace las frutas,
el que cuaja los trigos, el que tuerce las algas,
hizo tu cuerpo alegre, tus luminosos ojos
y tu boca que tiene la sonrisa del agua.
Un sol negro y ansioso se te arrolla en las hebras
de la negra melena, cuando estiras los brazos.
Tú juegas con el sol como un estero
y él te deja en los ojos dos oscuros remansos.
Niña morena y ágil, nada hacia ti me acerca.
Todo de ti me aleja, como del mediodía.
Eres la delirante juventud de la abeja,
la embriaguez de la ola, la fuerza de la espiga.
Mi corazón sombrío te busca, sin embargo,
y amo tu cuerpo alegre, tu voz suelta y delgada.
Mariposa morena dulce y definitiva
como el trigal y el sol, la amapola y el agua.


 

Clandestino, alienígena enamorado,  como cualquier terrícola cuerdo, cae rendido de admiración ante el espectáculo sublime de la belleza femenina. Por ello no entiende, y no acepta esas manifestaciones cavernícolas de maltrato y 
violencia contra el ser más adorable del universo.

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