martes, 21 de febrero de 2012

Carnestoléndicos.



Clandestino ha vuelto por sus fueros. Dejó su rutina en la clandestinidad, decidió salir a darse un aire de  mundo, a echar sus canas al aire, cambió su máscara habitual por una de carnaval, se puso su disfraz para la ocasión, adquirió su provisión de vino, llamó a sus amistades, y se fue de jolgorio. Vida no hay sino una.




Esta temporada, desde finales del mes de Enero, hasta que el cuerpo aguante, aquí y en Cafarnaúm, es tiempo de carnaval, fiesta, alegría, jolgorio, desparpajo, des-inhibición, desfachatez, parodia, ridiculización, desenfreno. Para eso sirven las máscaras, y los disfraces. Para eso se sobrellevan penurias y miserias el resto el año. Que viva el carnaval.




Sin ánimo de aguar la fiesta, Clandestino quiere hacer una re-lectura del acontecimiento.
No es del todo cierto que únicamente en esta temporada se celebre el carnaval. De hecho, en cualquier lugar, a todas horas, todos los días, por cualquier motivo, incluso sin razón aparente, hay carnaval. 




La vida misma es un carnaval. Ud. aparece ahí de pronto, sin saber por qué. Luego el establecimiento lo encarrila con unos parámetros, legales, estatales, sociales, económicos, culturales, ideológicos, y vaya uno a saber qué más. Es un turbión del cuál nadie puede escapar.




Máscaras, hay en todas partes, y  a toda hora; y también  disfraces, y comparsas, y desfiles, 
y farsa, y ridiculez, y mamadera de gallo, y cuanta vulgaridad y sinvergüencería quiera alguien imaginar. 




A ver: por todas parte se tropieza uno con "democracia", "libertad", "justicia"," igualdad", "bienestar", "bien común", "moralidad", "derechos humanos", "ecología", "salud", "educación", "trabajo", "tradición", "gente de bien", "cultura", civilización", "progreso", "desarrollo",  bla, bla, bla. Puras máscaras, y disfraces. 






El mundo globalizado es un gran  mercado de máscaras y disfraces. Es una gran supermercado. Mejor, un hipermercado. Se consiguen para todos los gustos, todos los presupuestos, todas las ocasiones, en todos los estilos,y para todos los géneros.






 No hay carnaval sin comparsas, carrozas, desfiles bailes, orquestas, licor, sexo y aquelarre.  Algunos sorprenden por la fastuosidad y la parafernalia. Rememoremos algunos: Cortes Imperiales, Iglesias, milicias, empresas, clubes, organizaciones multinacionales y supranacionales, corporaciones,  jet-set, farándula; en general, todas las facetas del establecimiento, en todas las sociedades, de todos los países, de todos los continentes.





El Festival se vive por doquier. Comienza con el año nuevo, continúa con instalaciones de nuevos gobiernos, y reuniones de banqueros en Davos y  Groven Hill. Son infantables los desfiles patrióticos, y las celebraciones deportivas, y las Asambleas Generales de naciones, y los congresos de academias, y los encuentros de intelectuales, y las romerías y procesiones religiosas,y las invasiones de países indefensos por coaliciones matonas y los desplazamientos por la guerra,y las mortandades por la violencia inmisericorde,  y las hambrunas,  y las ayudas humanitarias, y un largo etc.




En carnaval no se trabaja, se goza. Pero, como toda la vida es un carnaval,, este carnaval lo disfrutan los dueños del sistema, los amos del poder, los que deciden por Ud., y por mí que suerte nos toca. La de ellos está decidida desde antes de nacer. La nuestra también Sólo que la de los dueños del poder es de gloria, de abundancia, de lujo exorbitante; y la nuestra, la de la gente del montón, la de los ciudadanos de a pie, de humillación, y explotación, y manoseo y alienación. Y somos libres, y tenemos derechos.




Qué farsa es el carnaval. La farsa del poder. Y clandestino, ingenuo e inocente, creyendo que el carnaval era sólo ponerse una careta y un disfraz, e irse de juerga con sus amistades por un fin de semana. Que siga creyendo estupideces. Los otros llenarán sus arcas y él seguirá tan miserable como siempre ha sido. Esto es sólo blabia, porque estamos en carnaval. 



Cómo se goza en el carnaval. Motivos suficientes para volver a la clandestinidad.
  


        
   






Esta temporada, desde finales del mes de Enero,

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